Un deseo imposible
Hoy estuve pensando en un deseo que sea “imposible de cumplir”, por distintos motivos científicos. Para mí sería: verme a mí misma desde el día en que nací, pasando por la infancia, la juventud y la adultez. Obviamente, yo sería una especie de espíritu en otra dimensión, con la capacidad de observarme desde el día 1 de mi existencia. Creo que lloraría más de lo que reiría, pero es lo que más me da curiosidad. Sé que es imposible, porque quebranta las leyes del universo, del tiempo y del espacio.
Y digo llorar porque sería una especie de efecto de perspectiva: poder ver, sin intervenir en nada. Saber cómo fui en el pasado, ver episodios vergonzosos, momentos de tristeza y de alegría. Pero la mayoría del tiempo me vería perdida, solo queriendo saber qué más hacer, en qué creer. Lloraría en mi forma de espíritu porque me daría pena la mayoría de esas escenas, solo querría protegerme.
Y me pregunto ahora: ¿qué pasaría si, después de la muerte, nos convirtiéramos en eso? Un espíritu independiente que acompaña nuestra propia existencia. Pobre de él, no? Sufriría mucho. Aunque quizá no sienta emociones, lo cual sería mejor. Ser solo un acompañante silencioso de nuestro recorrido por la vida. Y que no repita ciclos, ni reencarnaciones… con una vida basta para recordar todo lo que nos pasó. Total, esa sería su misión.
Alpi: 11:10
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